Acordes que sanan | Paraguay en Noticias

Según la Federación Mundial de Musicoterapia, el término se refiere al uso de la música y sus elementos (sonido, ritmo, melodía, armonía) de manos de un musicoterapeuta calificado con un paciente o grupo, en un proceso creado para facilitar, promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas. Por eso, decidieron que comenzarían a utilizar las clases de música para despertar el impulso apasionado de los niños y adolescentes que asisten a la institución. Así fue que, aclarando siempre que no son musicoterapeutas pero que sí usan la música como terapia, comenzó este proyecto, que desde este año se potencia más con clases abiertas los sábados, y varias clases semanales para niños que asisten al instituto. El canto hablado es otro elemento clave, pues cuando la profe Viviana Sánchez, licenciada en Música y jefa del Instituto Pedagógico de la Universidad Católica, canta una canción infantil, los chicos ya no la olvidan, y así se genera un espacio de relación docente-alumno, vínculo que el niño anhela, y por eso vuelve al día siguiente, en búsqueda de dar más pasos en su camino a la autosuperación de obstáculos. La diferencia está en que la musicoterapia trabaja terapias con la música, por ejemplo, ejemplo: para chicos con autismo, el ritmo, la armonía y obtener objetivos. Lo otro es la música como elemento para trabajar ciertos aspectos, por ejemplo el canto hablado, canto una canción infantil, utilizo la música para generar una relación”, explica la docente de música. “La música ayuda al niño con el terapeuta, y también a la familia, a crear un vínculo, pero hay otros elementos, que son los siete canales de entrada que tiene la persona para su desarrollo: la estimulación sensorial, vestibular, motora, emocional, comunicacional, el lenguaje y la estimulación comunicativa a partir del lenguaje”, nos explica la instrumentista, quien agrega que su sistema de enseñanza tuvo, desde el vamos, la música como elemento disparador. Sí, hay grandes avances con la música, inclusive hay chicos que gracias a la música comienzan a hablar, hacen la conexión con ciertos sonidos, instrumentos. Los pequeños dejan el aislamiento y empiezan a comunicarse, a asociar la música con sus actividades diarias, y así, se vuelven independientes. La música en sí misma ya es terapéutica, estar en contacto con los sonidos”, explica el contrabajista. En cuanto al uso de la música para dedicarse a las clases con chicos TEA, su formación la construyó, según el mismo explica, con una parte teórica y una empírica. Ahí es donde me convenzo de que esa nena realmente se está sintiéndose realizada conforme escucha las notas salir de los instrumentos”, comparte Rodríguez, quien destaca que hasta ahora no encontró un solo caso en el cual hay un rechazo hacia la música por parte del niño. Este es el caso de Mateo Cabral Armoa, un niño de 8 años asiduo a las clases de música y apoyo escolar de Cedinane y que ya puede tocar divinamente una nana (canción de cuna) que el profe le enseñó. El mayor sueño Pero además, hay otro sueño más grande: “Si realmente desarrolla habilidad con la música, nuestro sueño es pelear por un lugar en el Conservatorio Nacional o en la Universidad Nacional de Asunción, que ahora tiene una licenciatura en música, para ver si podemos ser incluidos. Este año, cuando en la feria de ciencias, Auxi vio entre lágrimas a su hijo subir al escenario, tomar el micrófono y demostrarle a toda la comunidad educativa que “había sido sí habla”, exponiendo sus lecciones como cualquier niño, fue cuando notó en forma contundente cómo la música ha hecho su magia en la vida de Mateo. Porque Mateo, al igual que todos los niños diagnosticados con TEA, no es un niño enfermo, sino diferente. ...[Leer más]